DESCUBRE EL EQUILIBRIO Y LA VIDA DESDE TU INTERIOR
¿Alguna vez has sentido que tus torsiones en yoga no te ofrecen la libertad o la profundidad que buscas?
Quizás notes rigidez en el cuello, tensión en la espalda o una sensación de que, por mucho que intentes girar, algo te lo impide. La clave para transformar tu práctica no reside en la fuerza externa, sino en una organización y conciencia profunda de tu cuerpo desde dentro.
Hoy, te invitamos a mirar más allá de la apariencia superficial de la postura. Exploraremos cómo las direcciones internas, el poder del aliento y la inteligencia de tu vientre pueden revolucionar no solo tus torsiones, sino toda tu conexión contigo mismo, convirtiéndote en un verdadero "explorador del cuerpo y de la mente".
La Torsión: Más Allá del Gesto Exterior
Tradicionalmente, las posturas de yoga, y las torsiones en particular, se han enfocado en su forma externa, en cómo se ven. Sin embargo, como bien señala B.K.S. Iyengar, "no estás haciendo una postura, estás sosteniendo tu estructura desde dentro". Las torsiones son mucho más que un simple giro de la columna; son una "danza en espiral" que moviliza la columna, el vientre y los órganos internos, ofreciendo una limpieza y liberación energética profunda.
Conceptos Clave para una Torsión Transformadora:
- La Inteligencia del Vientre Inferior: Este es el verdadero motor de tus torsiones. Desde una perspectiva yóguica y de artes corporales, el vientre inferior es considerado un "segundo cerebro", un "centro de energía vital" (conocido como Hara, Tantien o Kanda). En las torsiones, el vientre inferior debe girar en sentido contrario a las piernas. Esto no es un movimiento superficial, sino una rotación profunda, que acaricia el sacro y va más allá del pubis.
- El Soporte del Sacro y el Suelo Pélvico: El sacro es el "timón" y la "cuna de la vida", y junto con el coxis, es una "puerta secreta de energía" y la "brújula interior". Enraizar los isquiones y elevar el perineo son acciones fundamentales que inician el giro desde la base, protegiendo los órganos internos y evitando la "caída orgánica". La técnica de la "cremallera" (movilizar los músculos abdominales hacia la línea pubis-ombligo) y la "red de órganos" (imaginar que las vísceras están contenidas y se elevan hacia la 12ª vértebra dorsal) son esenciales para mantener la tonicidad y proteger este espacio sagrado.
- Las "Olas" y los "Cilindros" Internos: Para movilizar la columna vertebral desde su interior más profundo, puedes utilizar la imagen de "pequeñas y grandes olas" que se extienden desde el coxis hasta la primera vértebra lumbar, acariciando la cara frontal del sacro y las lumbares. Esto genera una presión interna que, a su vez, ayuda a abrir la cavidad renal. Además, las "técnicas de los cilindros" (horizontal y dos longitudinales) permiten una conciencia más profunda y un masaje interno, generando un calor suave que despierta la vitalidad en el vientre.
- La Cavidad Renal y el Diafragma: La cavidad renal es un "alambique alquímico", un lugar de transmutación. Al girar, busca la expansión en esta zona y en la parte posterior del diafragma. El diafragma, como "director de orquesta" de la respiración y el equilibrio psicomotor, juega un papel crucial. Su movimiento en forma de "clave de bóveda" (descendiendo al inspirar, elevándose al exhalar) es fundamental para liberar la tensión superior del cuerpo y permitir que la energía del vientre ascienda. El giro espiral en las torsiones, de hecho, se compara con el movimiento de un bebé al nacer, simbolizando un "renacimiento".
- El Aliento: Acogida y Entrega: En cada torsión, la respiración no es solo un acto fisiológico, sino un "puente de luz entre la materia y el espíritu". Al inspirar, "acoge" el aliento y la expansión; al exhalar, "entrega" tu aliento al universo. Esta actitud transforma la calidad de la respiración y del movimiento, evitando la rigidez y la tensión. Enfócate en la respiración en las cavidades renales, especialmente en el lado que tiende a "ahogarse" o respirar menos. Como nos enseña el Pranayama de Iyengar, el control del aliento (praṇāyāma) afecta no solo lo físico, sino también lo psicológico y cerebral, siendo la clave para calmar la mente.
Torsiones y Escoliosis: Para personas con escoliosis, las torsiones suaves pueden ser de gran ayuda. La clave es respirar con intención en el lado "hundido" o cóncavo de la curva para crear espacio y apertura, mientras que se expira en el lado más "duro" o convexo para soltar y ablandar. Visualizar el propio eje vertical ayuda al cuerpo a alinearse espontáneamente, cultivando la percepción del centro. Es un trabajo de "microfenómenos" y de escuchar las sensaciones, no de forzar la corrección.
Evita Errores Comunes:
- No fuerces: La postura debe construirse sin prisas, permitiendo que el cuerpo avance lo que quiera, no buscando el estiramiento máximo de forma brusca.
- Vientre activo, no tenso: Un vientre inferior muy activo es esencial, pero el vientre superior y la garganta deben permanecer relajados.
- Hombros y cuello libres: Asegúrate de que los hombros no se eleven ni se hundan, y que el cuello se alargue, evitando asimetrías.
Tu Práctica, Tu Laboratorio: Una Propuesta
Para empezar a explorar estas sensaciones internas, te propongo un ejercicio sencillo pero potente. La próxima vez que realices una torsión suave (ya sea sentado en una silla como en Bharadvajasana, o acostado como en Parivartanasana con los pies en el suelo):
- Enraiza tus isquiones (si estás sentado) o activa ligeramente tu suelo pélvico (si estás acostado), como si quisieras absorber la parte posterior del ano hacia el centro del vientre.
- Al inhalar, visualiza cómo tu aliento "acoge" y ensancha las cavidades renales y la parte posterior de tu diafragma.
- Al exhalar, "entrega" suavemente tu aliento, permitiendo que tu vientre inferior gire aún más profundamente en la dirección opuesta a tus piernas (si aplica). Siente cómo ese movimiento interno, no muscular, se escurre por dentro.
Observa cómo esta simple intención puede transformar la calidad de tu torsión, aportando una sensación de libertad y un masaje orgánico profundo.
Un Viaje Hacia el Interior
Las torsiones, cuando se practican con esta conciencia profunda e interna, se convierten en mucho más que una simple postura física. Son una puerta de acceso a la energía vital, a la liberación emocional y a una conexión más íntima con tu propio ser. El yoga es un camino de peregrinación hacia la columna vertebral, tu propio "axis mundi", donde cada pequeña acción interna resuena con grandes transformaciones.
Si te interesa profundizar en esta línea de exploración, te invitamos a acompañarnos en nuestras clases regulares, donde te guiaremos paso a paso en este fascinante viaje hacia las "direcciones invisibles que transforman tus invertidas" y, por extensión, toda tu práctica y tu vida.
¡No busques la postura perfecta, busca sostener tu estructura desde dentro!
Paso a Paso de la Secuencia:
Bharadvajasana en Silla (Giro Sentado Suave):
Acción: Siéntate cómodamente en una silla con el respaldo hacia adelante. Con la mano externa, abraza el respaldo y con la otra mano, agarra el asiento de la silla por detrás.
Intención: Enraíza bien tus isquiones y eleva el periné y el vientre inferior. Usa la palanca de tus manos para girar suavemente el vientre inferior hacia un lado (ej. izquierda), sintiendo cómo la nalga opuesta (derecha) se queda un poco más atrás.
Foco: Observa el equilibrio en las aperturas de tus cavidades renales al inspirar. No fuerces el giro, solo busca "desperezar" la columna.
Yathara Parivartanasana (Giro Supino con Piernas en el Aire):
Acción: Túmbate boca arriba con los brazos en cruz. Levanta las piernas, doblándolas, y llévalas hacia un lado (ej. derecha), manteniendo los hombros pegados al suelo.
Intención: Activa tu vientre inferior para que gire en el sentido contrario a las piernas (hacia la izquierda si las piernas van a la derecha). Aleja el fémur de la pierna que queda arriba (la de más arriba) de su cadera, como si quisiera ir hacia su rodilla o talón.
Foco: Siente cómo el vientre inferior "soporta el peso de las piernas". Asegúrate de que los hombros no se levanten. Explora diferentes posiciones de piernas (dobladas, semi-estiradas, estiradas) para activar distintas fibras del vientre.
Parivrtta Trikonasana (Triángulo en Giro con Apoyo de Cabeza):
Acción: Coloca una silla o apoyo a una altura cómoda para tu cabeza. Pierna de adelante doblada, pierna de atrás extendida (como en Adho Mukha Svanasana). La mano opuesta a la pierna delantera va al suelo (con o sin taco). Apoya la sien en el soporte.
Intención: Desde la calma de tu cabeza apoyada, eleva y gira el vientre inferior profundamente, como si quisieras llevar su presión interna hacia la cadera, la cavidad renal, el omóplato o el hombro del lado opuesto al giro.
Foco: Utiliza la palanca entre tu antebrazo y tu tibia para intensificar el giro. La estabilidad de tus piernas permite relajar el cerebro y sentir la "sensación de fluidez en la columna y en el vientre".
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